Tras la desaparición de Tarteso, a finales del s. VI a.C. otros pueblos que habitan la Península Ibérica protagonizan su Historia. Los nativos ibéricos enraizados en sus costumbres se oponen durante cientos de años a las potencias invasoras: Cartago y Roma, que transformaron sus vidas. En la resistencia a las invasiones se forjan hechos resonantes como Sagunto y Numancia, y personajes inmortales como Viriato.
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